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viernes, 21 de febrero de 2014

El Tatoo que vale...

  Los tatuadores locales se rasgan las vestiduras ante los nuevos hechos que llevaron a esta tendencia tan desagradable, a dividirse entre los "del palo", y los que de repente encontraron la veta económica ante la mainstrimización del tatoo... Especialmente por la llegada tatuados a los medios de comunicación, en reailitys, actores y actrices, mediaticos, deportistas y el engendro mega-goma que no es ningún goma de Tinelli. Cotidianamente se pasó de ver tatuajes tumberos a ver tatuajes elaborados y bien hechos todos los días, ya es algo completamente común y corriente que no le llama la atención a nadie, salvo que tengas un umbral de sorpresa de 0.01 que aunque sea algo difícil de creer, en las ciudades aún hay especímenes de este tipo.


   
LA LENTA TRANSICION DE  FRIKI a NEO-GRASA  
 Creo que algunos de los factores detrás de la mainstrimización del  tatuaje en el mundo post-moderno primero fue la estupidez humana, la banalidad, la superficialidad, la inmadurez, la necesidad de tener algo que te distinga de la masa, que te haga único (más allá de que sos único quieras o no, sino serías un clon pero eso es algo improbable y otro tema), pero ahora que la masa está tatuada se distingue el que no está tatuado, que paradoja.  También la puja de los tatuadores por abrir mercado, la cada vez más común aparición de tatuados en los medios, y luego en la calle y últimamente en el mundo del deporte, que es donde quiero enfocarme en este post.
  Es difícil saber a ciencia cierta qué determina que alguien se haga un tatuaje o no,  Por cada tatuado en el mundo no hay una razón sino millones y ninguna válida 100%. Muchos psicólogos y antropólogos tratan de imaginarse teorías reduccionistas para explicar el fenómeno del tatuaje pero no creo que sea algo posible.
 Me atrevo a hacer un pequeño y limitado análisis de lo que a mí me llama la atención. Si miras un poco te das cuenta que el tatuaje suele aparecer en ciertas situaciones, contextos o momentos específicos:
     -Entre presos.
     - Para experimentar.
     -Marca de pertenencia a tal institución, agrupación o movida X.
     -Para el pavoneo o para intimidar.
     -Marcar la piel para acompañar un estado momentáneo de conciencia, 
     -Recordar un momento, algo o a alguien.
     -Señal de que se visitó tal o cual lugar (el tatuaje del marinero)
     -Amuleto, protección, o simbolismo de la trascendencia.
     -Acompañando un proceso de transformación personal, 
       el tatuaje transforma externamente lo que se 
        transforma internamente.
     - Como algo ornamental.
     -La creatividad volcada al cuerpo.
     -Pendejo con guita y pocos limites.
     -Amigo tatuador te usa para practicar.
     -Un severo complejo de inferioridad.
     -Y saraza saraza…
   Yo comencé a tatuarme a mediados de los 90. Ya se empezaba a ver tatuados en Buenos Aires y era algo bastante común y accesible para los chicos de mi edad. Fue cuando prendió el furor, cada vez se veían más locales de tatuaje y era más fácil conseguir equipo para tatuar. Ya no era tan raro, pero todavía el tatuaje era parte de ciertas subculturas, ver a alguien tatuado me generaba una sensación muy extraña, me descolocaba. A mí especialmente me llegó la locura por los tatuajes viendo a mis ídolos músicos post-punks, metaleros y Hardcore. En los 90 era el ambiente donde estaban los "tatuados". Pasó mucho desde entonces y hoy casi que se ve  gente "muy" tatuada en todos lados, y es algo que trasciende a una subcultura específica. A mí personalmente ya no me genera nada verlo, no me llama la atención en lo más mínimo, salvo que vea algo muy interesante, original y auténtico. Más allá de eso ayer viendo a un jugador de futbol besándose los tatuajes y persignándose a través de  varias marcas que llevaba en su cuerpo, me di cuenta que por más que reniegue por haber perdido mi status de "especial" y de un día para el otro haberme convertido en un grasa sin poder hacer nada al respecto, realmente tengo que admitir que el tatuaje del futbolero es el tatuaje que vale. Esa marca en la piel opera en la realidad de ese jugador, responde a algo verdadero que lo ayuda en su desempeño y lo acompaña en el triunfo o en la derrota.  No es solo un ornamento que está por estar, ese tatuaje cumple una función.  Una de tantas teorías que leí también es que los guerreros se tatuaban para intimidar y distraer a sus oponentes, por ejemplo se tatuaban ojos, cosa que cuando estaban luchando distraían  a su oponente y en ese momento le reventaban el cráneo de un mazazo, o algo así. Creo que en el futbolista, en el boxeador y en el luchador de MMA también funciona de esta manera, cumple esta función "distractora". Así que realmente tengo que admitir, por más que me disguste y me dé bronca, que estos tatuajes son "verdaderos" y prácticos y son más importantes en ese terreno que en el de la facha a secas. O sea, los que valen.