Leandro Erlich nos mostró su pérdida de ímpetu y quiso deslumbrar a los Capitalenses del orto (o como mierda les guste llamar a estos engendros humanoides que habitan en este pequeño pedazo de tierra llamado CABA)
El 20 de septiembre del 2015 la ciudad despertó con la gran pregunta “¿Ohhhh!! Qué pasó con la punta del obelisco?” Y nadie se preguntaba por qué el obelisco estaba más alto...
El 20 de septiembre del 2015 la ciudad despertó con la gran pregunta “¿Ohhhh!! Qué pasó con la punta del obelisco?” Y nadie se preguntaba por qué el obelisco estaba más alto...
Pronto, y para
que la gente no se inquiete y perturbe por demás, el Erlich, el Malba y el diario La Nación anunciaron que lo que le había pasado al obelisco era el Arte y que nos quedáramos
tranquilos, que la punta descansaba en la puerta de ese museo del orto. Ahora sí, todos
y todas podremos ir a visitar su
interior y ver la maravillosa vista (que jamás vamos a ver de a de veras) en unas pantallas
LED a manera de ventana, todo esto
gratuita y democraticamente en la eSSSplanada del MALBA, como gran gesto del democrático
y gran no ilusionista, ni mago, sino artiSSSta Leandro Erlich, nuestra gran oportunidad de transmutación social al fin ha llegado.
Esta intervención
“Site especific” fue llamada “La
democracia del símbolo” y el gran -no ilusionista ni mago- Erlich nos deja
pensando y nos fuerza a buscar respuestas sobre a qué carajo se refiere cuando dice “democratizar”
el obelisco y el arte.
¿Qué dice entonces? ¿Que cualquier hijo de vecino no perteneciente a esa gran elite de seres evolucionados que conforman el campo del arte local la puede visitar? ¿O se refiere a que esta intervención es democrática porque esta al nivel del espectador más vago y perezoso (el que no se banca la incertidumbre de no tener respuestas)? ¿Es democrática porque es obvia y poco ambigua? ¿O es democrática porque este tipo de intervenciones, de fácil acceso y de golpe bajo de parque de diversiones es lo que le gusta a las mayorias?
¿Qué dice entonces? ¿Que cualquier hijo de vecino no perteneciente a esa gran elite de seres evolucionados que conforman el campo del arte local la puede visitar? ¿O se refiere a que esta intervención es democrática porque esta al nivel del espectador más vago y perezoso (el que no se banca la incertidumbre de no tener respuestas)? ¿Es democrática porque es obvia y poco ambigua? ¿O es democrática porque este tipo de intervenciones, de fácil acceso y de golpe bajo de parque de diversiones es lo que le gusta a las mayorias?
Sin duda es muy
poco democrático que el valor artístico de esta intervención sea porque el
artista y el diario La Nación así lo decretan.
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